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jueves, 12 de junio de 2014

Los eternos montaraces


Tras leer un número monográfico de la revista francesa "Historia", dedicada a la Depuración en Francia (1944-50), he creído entender  la clave por la que la izquierda española abomina de la transición  de 1975-1978, como puso de manifiesto hace dos días en el Congreso de los Diputados, negándose a aprobar la Ley que sancionaría la abdicación del Rey Juan Carlos I en su hijo Felipe VI.

El número de víctimas definitivas de la Depuración francesa, debió  superar las 30.000 (la cifra más alta de las publicadas por los historiadores sobrepasa las 100.000) aunque  la determinación de la primera sea poco menos que imposible, entre otras cosas porque los "tribunales populares" del primer año (1944-1945), cuando los hubo, estaban organizados por elementos de PCF, deseosos de cumplir su tarea de la forma más expeditiva posible, sin que conste documentación alguna de tan sublime tarea. 

Los comunistas españoles actuales, juzgan negativamente a sus camaradas de los años setenta plegándose al acuerdo general, que permitió el paso en España,de la dictadura a un régimen democrático, (la actual  Monarquía  constitucional), mediante la simple firma de unos cuantos papeles, a cambio del reconocimiento del Partido Comunista .

Este final de cuarenta años de régimen dictatorial, deja a los comunistas actuales, cuando se acuerdan, un sabor de boca amargo, porque a ellos les hubiera ido mejor una buena depuración del franquismo, a su manera, es decir, a la francesa.

No es casualidad que España pueda presentar  la marca histórica de cuatro guerras civiles y cinco cambios de régimen político en poco más de cien años. Es la inquietud que nos caracteriza.


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