Los ciudadanos españoles no podemos desechar la idea de pertenecer a un enorme rebaño en marcha, rodeado de depredadores tratando de atacarnos con estrategias milenarias para cobrar sus presas, que caen de una en una.
Los depredadores inmisericordes son en este caso las compañías hidroeléctricas, que muerden y desgarran sin piedad las escuálidas cuentas bancarias de sus víctimas. reduciéndolas a un hilillo líquido intermitente apenas perceptible, frente a los gruesos beneficios orgiásticos de los accionistas nacionales y extranjeros de las empresas suministradoras, que viven en un auténtico "estado de bienestar".
El vicioso Estado que nos pastorea, no deja de participar en la orgía con un "impuesto sobre la electricidad", otro impuesto sobre el "valor añadido" y otros recargos establecidos "por la normativa en vigor".
En resumen, los impuestos, y recargos (auspiciados por la connivencia del Gobierno anterior con tiburones de los mares Mediterráneo y Tirreno) constituyen 55% de la factura. A su vez, los costes del suministro eléctrico en sí, divididos en el suministro propiamente dicho, la producción de energía y el pago del alquiler de las redes eléctricas, forman parte del 45% restante de la inefable factura .
Se nos dice ahora que el Sr. Ministro del ramo quiere impulsar la liberalización del mercado eléctrico, lo cual acarreará "alzas de la factura eléctrica" ya que es preciso pagar las niñerías de aquel politiquillo refugiado hoy en el Consejo de Estado, que adoraba las energías renovables, eólica y fotovoltaica, en tanto propiciaba la moratoria nuclear. Y así nos va, todo manga por hombro.(1)
(1) El impuesto sobre el "valor añadido" se carga a todo lo facturado, incluidos los restantes impuestos. Fastuoso.
Yo ya no temo la oscuridad; lo que de verdad me da miedo, es encender la luz
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