visitas

lunes, 13 de junio de 2011

Modales


El gesto de temor y aprensión mal contenida de una estanquera inglesa, aparecido en su cara una vez que me vendió un paquete de cigarrillos, cuando procedí ante ella a rasgar el plástico con la cinta roja incorporada, fué tan expresivo que no lo he olvidado, aunque hayan pasado casi cincuenta años desde entonces.

Me pareció como si la buena mujer temiera que el paquete de tabaco pudiera convertirse en una granada de mano, y su cliente extra-insular, por tanto, civilizado a medias, pretendiera dejarla caer tras el mostrador, una vez quitado el seguro, por hacer una gracia, dejándolo todo perdido.

Incluso creo recordar que alargó una mano para recoger la cinta roja y la parte de plástico cortada. Le dí lo que parecía implorar, para su alivio y descanso. Dije adiós, y encendí el pitillo en la calle, pues no era cosa de ver colapsarse a la estanquera si tiraba un fragmento de cerilla en el suelo de su pulcro estanco.

Visto lo visto estos últimos días, como las ocupaciones por las bravas de calles y plazas, con sus cuerdas, plásticos, cartones, contrachapados, muebles desvencijados recuperados, las multitudes desgreñadas dando alaridos a los concejales electos, los alcaldes de Getafe y sus dicharachos, un gobierno gamberro desaparecido por las buenas etc, en semejantes circunstancias no veo yo que “mi” estanquera británica estuviera tan descaminada en cuanto lo que un servidor podía haber hecho, con el plástico del paquete de tabaco. Hizo bien en tomar sus precauciones.

1 comentario:

  1. Papá y mamá: Vosotros nos transmitísteis desde pequeños un respeto enorme por la via pública y no tirabamos nunca al suelo las cáscaras de las pipas….ni nada. Esta educación creo que no la ha tenido mucha gente en España, que tienen impoluta su casa pero la calle es….. para dar trabajo a los barrenderos. Un besazo. Beatriz

    ResponderEliminar