La primera novela que leí sobre contubernios, traiciones e intrigas palaciegas, y no acabé de entender del todo, fue "El collar de la Reina" de Dumas. Al parecer los malvados enemigos de la soberana francesa, a cuyo frente se hallaba el taimado Cardenal Richelieu (¿o era el Cardenal Mazarino?) querían poner en evidencia ante el Rey a la dulce y hermosa Reina. Pero los tres mosqueteros acompañados por d´Artagnan se colocaron al lado de la Reina, espada en mano, y deshicieron los nefandos propósitos cardenalicios.
Hoy día, los españoles podemos seguir otra intriga, no menos enrevesada, contra una Corona empeñada durante los últimos años, según parece, en perder "glamour" a toda velocidad, con uno de los yernos de SM, carcomido por un vulgar afán de riquezas, como si fuera un antiguo maestro de obras reconvertido en constructor o un consejero de Caja de Ahorros, incurso en un proceso por malversación de fondos.
Y he aquí que el Ministro de Hacienda, don Cristóbal Montoro, autor del repaso económico experimentado por la inmensa mayoría de los contribuyentes, nos asegura con la solemnidad que utilizaban los antiguos ministros del Viejo Régimen, la inexistencia de intrigas nacidas en el seno de su Ministerio, o en la Agencia Tributaria. En todo caso, los Registradores de la Propiedad o los Notarios por descuido o incompetencia , podrían haber sido los causantes del infundio que acusa a la Infanta Cristina de blanqueo de capitales
Un tribuno socialista ha visto la oportunidad de lucirse en el campo de la oratoria, desde su sillón del Congreso, y con gesto prócer, lo cual quiere decir con el índice de la mano derecha levantado hacia la bóveda del hemiciclo, ha conminado a don Cristóbal para que, antes de dimitir, pida perdón por su gestión chapucera, a la Infanta, al Congreso y al conjunto de los contribuyentes. El Sr. Montoro, lloroso, ha contestado que ya había pedido perdón y que no le torture más, Su Señoría, porfa.
Los canallas en la sombra, autores del desaguisado antimonárquico, habrán reído complacidos como lo hacía el siniestro "Pulgoso"
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