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jueves, 8 de marzo de 2012

Los helicópteros del señor Bono


No se comprende muy bien el origen de la inspiración pacifista a ultranza, mantenida por el ex-Presidente Rodríguez, entre otras cosas porque la violencia que ejerció sobre la sociedad española con sus proyectos legislativos lesivos, no tenía parangón en la Historia de España. El caso es que su Ministro de Defensa, el señor Bono, quiso sintonizar sentimentalmente con su Jefe y de paso halagarle, al decir que "prefería morir", es de suponer, heroicamente, "a matar", cabe pensar de forma alevosa. Con semejante declaración, pronunciada para la posteridad, el señor Bono dejaba en mal lugar a sus subordinados, los militares de carrera y de oficio pues, cualquiera en su sano juicio no pensará que los militares puedan compartir la intempestiva opinión de su Ministro.

Durante el mandato del señor Bono, fueron destruidos en Afganistán, en un mismo ataque talibán, dos helicópteros "Cougar" del Ejército Español. Dado que la doctrina oficial de nuestra presencia en aquellos andurriales, con vistas a la opinión pública, se calificaba de "misión de paz", porque tal doctrina era impuesta por la extrema izquierda, los del "no a la guerra" y la retirada indigna de Irak, que habían llevado al poder al señor Bono y a sus compañeros socialistas, el señor Bono se apuntó de inmediato a una acción de la Naturaleza como causa de la desgracia.

Tanto el helicóptero derribado en realidad por un misil tierra-aire, como su compañero, que debió refugiarse de mala manera mediante un aterrizaje forzoso entre dos elevaciones del terreno, debieron sus percances, según la versión ministerial, a una ráfaga de viento. Y dijo esto a quien quiso oirle por la TV estatal, quedándose tan fresco. Después impidió las investigaciónes al respecto, pese a las quejas de los familiares de los fallecidos (no en acción de guerra para el señor Bono, sino a consecuencia de un accidente fortuito).

Una vez destituído por el veredicto de las urnas, el señor Bono hizo saber, muy digno, al nuevo Gobierno, que se hallaba en disposición favorable para aceptar la Embajada española en el Vaticano, vestir el uniforme diplomático, e incluso portar, pese a su pacifismo, el espadín de rigor. Parece mentira que los Bono y gentes mentirosas semejantes hayan manejado el destino de un país de casi cincuenta millones de habitantes, sometidos conscientemente a tantos malentendidos y dispuestos a justificar sus mentiras con otras en una cadena interminable.

Ayer, el nuevo Ministro de Defensa puso en marcha, mediante el oportuno tribunal militar, una nueva investigación sobre los helicópteros derribados en Afganistan, que llegará a las conclusiones ya sabidas hace años y sobre todo hará justicia a los militares fallecidos y a los supervivientes.

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