La oposición y los sindicatos de clase, con su actitud frente a un gobierno agobiado que trata de cerrar las vías de agua de un barco medio hundido, recuerdan aquel buitre siniestro, posado en el suelo a cierta distancia de un niño desnutrido y abandonado al parecer, en un campo desolado de Somalia. Recientemente he leído que el niño sobrevivió aunque vaya Vd a saber qué puede hacer de provecho en aquel País.
La sensación que produce un gobierno que aguanta todo sin decir "las verdades del barquero" y es capaz de acuartelar amedrentado a los policías antidisturbios, alentando toda clase de atrevimientos manejados desde lejos, resulta desoladora. Es como si estuviéramos sometidos a un detenido escrutinio por el buitre de turno en espera de nuestro desfallecimiento
De la primera vez que los socialistas alcanzaron el poder en 1981, sabemos ahora que estuvieron en connivencia con los militares sublevados, para "reconducir la situación", "dar un golpe de timón" y todas esas tonterías. Después gobernaron como saben hacerlo, sintiéndose impunes y dueños absolutos del cortijo.
La segunda vez, en 2004, repitieron su actitud en cuanto a su manera de dirigir la cosa pública, con una suficiencia ignorante, que hoy produce escalofríos, empeñados en perseguir crímenes cometidos hace tres cuartos de siglo y oponiéndose a cualquier investigación que pretenda dilucidar otros perpetrados tan solo hace ocho años, víctimas de la barbarie que les llevó en volandas a la Moncloa y aledaños.
Y ahora la pareja de enanos inseparables sindicalistas, formando un trío con Alfredo, "llámeme señor, si no le importa", parecen tener planes que dibujan nuestro futuro inmediato, lo cual implica soportar una agitación callejera constante que convierte eslóganes en mitos tramposos: "la barbarie policial", "los recortes presupuestarios" y la "Tercera República" dispuestos para dinamizar las masas sindicales liberadas y millonarias, las cuales, vía sindicatos verticales, son herederos de las organizaciones corporativas italianas fascistas, del Duce Mussolini. Ni más ni menos.
¡Qué pais! No tenemos que caer en la trampa. Muchos besos. Beatriz
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