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miércoles, 7 de marzo de 2012

La crisis económica y el Ford modelo T



Hoy pretendo explicar nuestra tan traída y llevada crisis y su relación con la actitud adoptada por los superferolíticos sindicatos de clase y nuestra adorable oposición liderada por el inefable Alfred. Si alguno de vosotros es docto en las Ciencias de la Física y/o de la Economía, cosa que no me extrañaría nada, absteneos de seguir leyendo, porque perderíais el tiempo miserablemente.

Para los que queden: imaginad un automóvil Ford modelo T, sin techo, contemporáneo del estado mussoliniano, cultivador del  sistema económico autárquico, que más tarde, hacia 1940, fué copiado en España por los sesudos estrategas económicos de la época, y finalmente abandonado al inicio de la década de los 60, en vísperas de un despegue económico sin precedentes  en estas tierras de pan llevar, cuando una mercancía exportada pasó, de la noche a la mañana, de valer cien dólares,  a treinta dólares. Nos las quitaban de las manos.

Pero sigamos con lo nuestro: El supuesto Ford carece de frenos y tiene gripado el motor. Tan sólo rueda si le empujan. Y esto es lo que vamos a hacer virtualmente. Empujarle hasta el inicio de la  pendiente casi interminable de una carretera seguida por otro trayecto llano.Una vez que las ruedas traseras del coche se hallaran en la pendiente, el vehículo iniciaría su marcha a velocidad uniformemente acelerada, lo cual significa que el espacio recorrido en cada unidad de tiempo transcurrido (digamos, un segundo) es mayor que en la unidad de tiempo precedente, es decir, en el segundo anterior. Así que el Ford va a toda pastilla.

Esta aceleración del Ford, tan sólo se interrumpiría de producirse una de estas tres circunstancias: (a) colocando en medio de la cuesta una muralla de piedras y troncos, ó una masa compacta de sindicalistas voluntarios y políticos de la oposición, como los que van estos días a las manifestaciones contra la reforma laboral, en las que se hundiera el pobre Ford, deformándose hasta quedar en estado deplorable, sin posible identificación, (b) haciendo llegar a la altura del automóvil en emocionante descenso, mediante un helicóptero, a un superhéroe de Hollywood, el cual bajando por la correspondiente escala llegaría al coche y se haría dueño de la situación, como en las películas, arreglando lo que fuera menester o bien (c) dejando rodar al Ford por las buenas hasta alcanzar el terreno llano, en el cual la velocidad del bólido en los últimos metros de la pendiente, recorridos durante el último segundo  de descenso, experimentaría una disminución también uniforme para, al final,  quedar inmóvil, como si nunca hubiera roto un plato.

Esta parábola del Ford, modelo T, en el papel de la crisis, ha quedado claro el papelón representado por los sindicatos y la oposición, los que tachaban hace menos de un año como una grave irresponsabilidad, convocar una huelga general  por los cinco millones de parados de entonces.Y ahora quieren hacerla.      

1 comentario:

  1. Muy bueno. Gracias papá. Un beso. Tu admiradora. Beatriz

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