Uno de los sonrientes encausados por la Juez |
La juez doña Mercedes Alaya, titular de uno de los juzgados sevillanos, vuelve a ser vista en las pantallas de la TV erguida, arrastrando su maletín con ruedas, sin mover un músculo de la cara, hierática como siempre, camino de su despacho, con una ligera huella del cansancio en el rostro que la obligó a retirarse a casa hace seis meses.
La aparente fragilidad de doña Mercedes contrasta con la robustez y zafiedad de los sonrientes sevillanos socialistas que, por decisión judicial, entran en el furgón de la policía, camino de la prisión preventiva.
En defensa de sus conmilitones imputados o encarcelados surgen voces atacando a la señora Alaya entre las que destaca la del famoso y desclasado Alfonso Guerra, con sus habituales maledicencias de gente de baja estofa.
Por lo demás, son legión los y las periodistas y asimilados, que comentan los vestidos de la juez, en un ejercicio de frivolidad suprema "con la que está cayendo"
Esta juez se dedica a hacer su trabajo, y no aparece en ninguna de las muchas tertulias - gallinero de las teles.¡Ya está bien de jueces estrella!
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