El pasado domingo se celebraron en España las elecciones para diputados que ocuparán sus escaños en el Parlamento Europeo sito en Bruselas, al tiempo que tenían lugar unas elecciones semejantes en el resto de los países (veintisiete) de la Unión.
En los medios españoles ha llamado la atención la cantidad de parlamentarios antieuropeos, que sin inmutarse y sin "descomponer la figura", sentarán sus reales en dicho Parlamento. El caso más notorio ha sido el de Francia dada la victoria obtenida por el Frente Nacional, partido calificado de extrema derecha por sus oponentes políticos. Es un partido enemigo de la Unión, xenófobo, que añora la antigua moneda francesa y despierta antipatías automáticas en sus adversarios. Hasta el punto de provocar golpes bajos, como el recordatorio de un reportaje gráfico publicado hace treinta años en el "Playboy", sobre la despechada señora madre de la hoy Presidenta del partido Marie Le Pen, que se burló, recién divorciada, de su ex-marido, el fundador del FN , Sr. Le Pen, antiguo teniente de paracaidistas destacado en Argelia en su juventud.
Los del Frente lo pasan en grande, sintiéndose más fuertes cada día, por lo que cantan con entusiasmo, a la menor ocasión, la Marsellesa.
Entre nosotros la eclosión repentina, con cinco diputados, casi 10% del total nacional (52) de un nuevo partido denominado "Podemos", nombre copiado aparentemente del lema "we can " del Presidente Obama, fundado por antiguos comunistas y liderado por un joven profesor de la Universidad Complutense de Madrid que se ha dado a conocer durante los últimos meses a través de las cadenas de TV y metafóricamente, ha dejado pegados en la pared más próxima, con los pelos erizados como escarpias, la garganta seca y los ojos queriendo salirse de las órbitas, a los partido tradicionales de la derecha y de la izquierda. El partido del Gobierno, disimula su disgusto lo que puede, y promete reformas inminentes, la oposición socialista se desploma y mira angustiada a uno y otro lado, en tanto se deshace. Y la comunista, con su jefe Cayo Lara, antiguo labrador manchego, habla con voz temblorosa de alianzas, se supone que con el "we can" celtibérico.
Pobres políticos, no ganan para sustos.
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