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miércoles, 21 de mayo de 2014

Oliver Hardy y Stan Laurel


La confrontación entre los Reinos de Gran Bretaña y España por Gibraltar no es ruidosa, como puede serlo la de Rusia y Ukrania por Crimea. La primera se desarrolla en silencio, sin cobertura mediática, y recuerda más bien  las trifulcas cinematográficas mantenidas  por Oliver Hardy y su compañero Stan Laurel. Ambos muy famosos entre la chiquillería de los años treinta del siglo pasado. Aquellos niños reían sin descanso, hasta la extenuación, cuando los dos compadres con gestos comedidos y displicentes se arrancaban alternativamente los botones de sus chaquetas, o los pelos de las cejas, mientras permanecían hieráticos sin inmutarse, dejando hacer al contrario.

¿Que los británicos tiran grandes bloques de cemento en la bahía de Algeciras? Los españoles realizan búsquedas exhaustivas de tabaco de contrabando a todos los que salen del Peñón retrasando sus negocios en la Península siete u ocho horas.¿Que los ingleses compran en Andalucía piedras y áridos para construir diques? España prohíbe la venta de dichos materiales. ¿Que los británicos levantan la voz aduciendo la existencia de aguas jurisdiccionales del Peñón? Los españoles sacan a relucir el tratado de Utrech firmado  en 1714 por representante de los dos países, que niega expresamente tal existencia

En este momento aparece un tercero en discordia, es decir la Unión Europea. Porque en efecto, en Gibraltar, lado español, han hecho su aparición los miembros de una comisión nombrada a instancias de la Gran Bretaña, que estudian el comportamiento y modales de los agentes fronterizos españoles, en lugar de acercarse al pretil mas cercano y  ver cómo las zodiacs de los contrabandistas entran en el puerto del Peñón descargando millones de cigarrillos. Serán necios.      

  


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