Los aficionados a la Historia saben que los líderes, si no dominan la tarea iniciada, como Hernán Cortés o Francisco Pizarro, fracasarán indefectiblemente y acabarán mordiendo el polvo de la derrota, al igual que los adversarios del Caballero Enmascarado de mi infancia.
La "vaca sagrada" venerada con unción por los separatistas catalanes y a un minuto de ser consagrada figura mítica de Catalunya, ha renunciado a su liderazgo, resultado ser un punto filipino de mucho cuidado, como diría CJ Cela.
Todos los políticos responsables catalanes que han hecho de sus sentimientos separatistas un "modus vivendi", a semejanza del citado rumiante, han pasado ya al anecdotario regional y serán recordados, cuando muerdan el polvo, por sus actitudes patéticas, como emitir exabruptos dieciochescos contra la dinastía borbónica, hacer ondear, desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados la señera cuatribarrada independentista, adornar con ésta los leones de bronce de la entrada del mismo Congreso, y cosas semejantes del género "adolescentes rebeldes".
Y esta es la gente tan mediocre a todas luces, que quiere liderar la creación, de la noche a la mañana, de un "country" como decía el texto de la pregunta dirigida a los escoceses en el referéndum de la semana pasada. Pues no valen para la tarea, no señor.
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