En pasadas épocas, los jueces y magistrados estaban, aquí en España, al margen de las críticas. Desde entonces algo ha debido pasar para cambiar tanto las cosas, cuando surgieron los conceptos de Justicia alternativa, Justicia universal y togas que necesariamente debían mancharse con el barro de los sinuosos caminos politizados.
Esperanza Aguirre |
En resumen, la Ley ya no tiene ambos ojos tapados por el velo o el pañuelo. Ahora, velo o pañuelo los tiene terciados, tapando solamente el ojo derecho o el izquierdo, según sea la sensibilidad del Juez de turno, tal como apreciamos en estos dos ejemplos.
El primero es el de los seguidores de un tal Gordillo, alcalde de Marinaleda (Sevilla) y diputado autonómico. Han llevado a cabo actos "revolucionarios" como bañarse en las piscinas de fincas privadas, ocupar otras públicas, llevarse sin pagar alimentos de los supermercados, ordenar, bajo amenazas, el cierre de los comercios allí por donde pasaban etc, dejando miles de testigos oculares de sus desmanes.
Puesta en marcha a trancas y barrancas, la máquina de la Justicia, he aquí que pasados unos meses, todo queda inmóvil y silente, porque según el Juez instructor, la instrucción ha desaparecido devorada por las termitas del Juzgado sevillano. Así como suena: devorada.
El segundo ejemplo es el caso de doña Esperanza Aguirre, Presidenta del Partido Popular de Madrid y ex Presidenta de la misma comunidad. Dispuesta a hacer una breve gestión en un banco del centro de la ciudad, no pudo vencer la tentación de aparcar su coche en lugar prohibido. De todas las esquinas surgieron entonces guardias que olfatearon la presa, exigiendo papeles. Llegaron más guardias, todos con derecho a solicitar la documentación y fotógrafos misteriosamente alertados. En un momento determinado doña Esperanza se equivocó por segunda vez aquella mañana, puso en marcha el coche, y sin hacer caso de pitidos, cláxones, gritos más o menos perentorios y divertidos, encabezó una caravana policial, como en las películas, hasta su domicilio.
Un Juez determinó que doña Esperanza había cometido una simple falta. Después otro estableció que las acciones de la señora Aguirre no eran una falta sino que constituían un delito, de manera que convirtió a la futura candidata a la Alcaldía de la capital en presunta delincuente con derecho, es suponer, a llevar esposas cuando sea juzgada.
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