Antes de alcanzar la Presidencia del gobierno, la ambigüedad del Sr. Rajoy, que algunos sagaces observadores especialistas en estereotipos llamaban "retranca gallega", tenía cierto atractivo, considerándola una virtud necesaria para dirigir la nave del Estado, tras las incalificables legislaturas del visionario sonriente y de sus chicas, llamadas ministras de esto o de aquello.
No obstante, don Mariano había dado antes una nota falsa que pasó prácticamente desapercibida. Y consistió en la rabieta adolescente padecida por mi cuasi-paisano al perder las legislativas de 2008. Se fue ceñudo, dando un portazo de su despacho de la calle Génova, a la costa mexicana de Cancún, para tumbarse en la playa sorbiendo piñas coladas, sin dar señales de vida durante quince o veinte días, cuando lo normal hubiera sido reunir a los notables del Partido y tratar de explicar entre todos los fallos cometidos en la preparación de las elecciones.
Por fin llega el triunfo, en Noviembre de 2011 y don Mariano comete la torpeza de dejar transcurrir tres meses sin tomar ninguna decisión, (salvo otorgar una gran cruz al nieto del capitán Rodríguez que adornará las vestimentas del sujeto en el curso de sus reuniones y tenidas) con vistas a facilitar la victoria del Sr. Arenas en Andalucía.
El conocimiento del terreno que pisaba el Sr. Arenas resultó tan precario como sus endebles discursos electorales, de manera que don Mariano se vio obligado finalmente, a dejar suelto al sádico don Cristóbal, con el resultado de todos conocido.
Y ahora don Mariano tiene a una Andalucía embelesada por seguir los pasos de las potencias caribeñas, cubana y venezolana, una Cataluña nacionalista haciendo dengues y mohines con las señeras esteladas, una comunidad vasca esperando el momento oportuno para soltar amarras, cinco o seis comunidades gobernadas por el PP a punto de encolerizarse de veras, y un electorado antes afecto y ahora desafecto, que trina.
Las conversaciones secretas de don Mariano, que trata a sus electores como si fueran "niños chicos", con el hombre anuncio catalán del Floyd, está llevando las cosas demasiado lejos. Don Mariano, está usted ganándose a pulso todo lo que le va a pasar, antes o después.
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