Dos de mis hijas, temporalmente separadas por el Océano Atlántico, han coincidido al enviarme el mismo artículo publicado por el diario "El País" de Madrid hace un par de días, que firma César Molinas, y se refiere a nuestra disfuncional clase política, denominada por Molinas con el hallazgo semántico de "clase extractora".
El artículo en cuestión constituye una lección magistral, de estructura semejante a la de los trabajos científicos, sobre la génesis, el desarrollo experimentado en los últimos treinta años y la manera de conducirse de los partídos políticos de España. Unos auténticos entes cancerígenos apoyados por los lamentables sindicatos de clase que también nos han parasitado con verdadera fruición.
Todos ellos se han dedicado, cada vez con menos disimulo, a detraer las rentas de la mayoría de la población creando "burbujas", inmobiliaria, energética, etc para que una vez obtenidos los beneficios correspondientes, sea el pueblo soberano quien pague los estropicios.
Además de no tener una explicación razonable de la crisis, ni una visión clara de nuestro futuro inmediato, intentan capear el temporal como sea, sin abandonar sus tareas de succión y de protección de sus intereses, sin importarles un bledo ni la educación, la innovación y la investigación del País, abandonando la vida parlamentaria que debe parecerles una auténtica pérdida de su precioso tiempo.
Y para qué mencionar a los partidos separatistas. En esta tesitura es preferible conservar lo que queda del sentido del humor personal para sobrevivir.