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martes, 8 de septiembre de 2009

Un bolo más ya pasado



En Rodiezmo, pequeño pueblo de un antiguo valle minero situado al norte de la provincia de León, se llevó a cabo, el pasado domingo, la acostumbrada representación anual síndico-teatral al aire libre. Las doce o catorce personas subidas a un estrado, interpretaron los papeles de líderes sindicales aguerridos, dispuestos a arrancar unas reivindicaciones, supuestamente sentidas por su público, de los malévolos y sempiternos poderes fácticos de toda la vida.

El gracioso de la troupe, Sr. Guerra, conocido como autodenominado introductor en el mundo musical español de compositor Mahler y de sus sinfonías, con los registros humorísticos de un repertorio muy ajado ya, era como un viejo cómico harto de bolos, cuando establecía asociaciones de ideas fácilmente asimilables por el intelecto de sus oyentes, es decir de los que en el evento interpretaban el papel del público. Así, les decía que en la última reunión multitudinaria de sus enemigos políticos, celebrada en Valencia, abundaba la butifarra, embutido cuya identificación con el País valenciano es más que discutible, y todo ello para introducir en su discurso la idea de “chorizo” como epíteto destinado a los dirigentes del PP. Y lo decía precisamente él, hermano del protocorrupto del Régimen y autor del “revival” del Patio sevillano de Monipodio en el último cuarto del siglo XX. Cosas veredes.

Una vez caldeado el respetable por el telonero ex-vicepresidente, tomó la palabra el Presidente del Gobierno para asegurar que “muchos ciudadanos” sienten un impulso inédito en los anales de la economía mundial pues “anhelan que se les suban los impuestos” de manera que él pueda cubrir las necesidades de los parados. Resulta raro que entre sus setecientos asesores a ninguno se le haya ocurrido el título de Benefactor para su jefe, el Sr Rodríguez. Como diría Guillermo Brown: “apuesto que le gustaría”.

El acto finalizó cantándose unos a otros, los del estrado a las bases y viceversa, “arriba parias de la tierra, en pié famélica legión” estrofas que en boca de los del estrado, obviamente bien nutridos, menos la Aído que tira a flaca, chirrían ostensiblemente.